El esperado cambio
Mañana día 21 de Septiembre de dosmilnueve van a pasar muchas cosas, en una semana María cumple diecisiete añitos, la selección de baloncesto gloriosamente coronada como campeona de Europa celebrará su título en la Cibeles madrileña, montones de parejas harán el amor por primera vez, otras tantas se divorciarán, seguro que hay alguien que muere, seguro que nacerán muchos más... Pero por lo que a mí respecta, que para eso soy el protagonista de este blog, que para eso lo hago, mañana pasa una cosa muy extravagante, medio empiezo la universidad.
Digo medio empiezo porque mañana por lo visto lo que van a hacer es que nos presentemos a nuestros compañeros, conozcamos nuestra aula, conozcamos la cafetería (o eso espero) y esas cosas que se hacen el primer día de facultad cuando se llega hecho un bebé. Con lo grande que es aquello y yo midiendo un metro y sesenta y ocho centímetros y con cara de niño bueno.
Como me acuerdo del Servet, yo lo siento, pero no puedo evitar ser pesado con este tema, ¿Qué le voy a hacer? Ahora, desde la distancia, mendigo recuerdos a mi hermano, pregunto por mis profesores, si hay alguna obra, alguna noticia grande... Echo de menos hasta considerar la comida una droga, cuyo síndrome de abstinencia provoca desmayos, bajadas de tensión... y alcanza su punto álgido justo antes de darle un bocado a tu bocadillo. Siendo bíblicos, bienaventurados los que no tienen bocadillo, porque pidiendo a sus compañeros lograrán comer más que ellos.
En la fiesta que nos hicieron los profesores para darnos diplomas y esas cosas, Don Álvaro Pastor nos dijo: "reclamaré a Cristo para hacer este símil: no cantará el gallo sin que neguéis de estas paredes tres veces". Que razón tenía, cuando salimos de allí a tomarnos una cerveza, no tuvimos más narices que empezar a contar anécdotas.
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Nyta -