Jugar

 

            Aburrido es todo aquello que no divierte, o algo asi debe de decir la Real Academia de la Lengua Española, pero yo de ellos no me fio, pues las palabras más importantes o a las que más uso se les da, no salen. Cuando uno es pequeño, las palabras que no sabe las busca en un diccionario, hasta que escucha en la tele “gilipollas” y cuando la busca en el diccionario no viene. Cuando uno es pequeño la sencillez innata es el motivo más claro de felicidad. La imaginación es el mejor juguete, diga el creador de la Play Station lo que diga, el problema es que ahora prefiero jugar al Pro que al pilla-pilla.

 

            Sencillez necesitaria más de uno y más de diez para todo. Para seguir teniendo imaginación, para no necesitar más que un balón para echar la tarde, para que el balón no necesite porterías... Según uno se va haciendo mayor, va necesitando más. Pero no más de las cosas que utiliza, si no más de la gente. Creo que ahora es cuando más necesito de todo lo que pueda tener.

 

            La madurez es una cosa relativa, creo que sólo nos quedamos con lo peor de la infancia. Los caprichos, el no apreciar las cosas... y como paradoja, la inmadurez. El balón de la liga 97/98 fue un  regalo a mi amigo, en cuánto lo vi, deseaba uno, cuando lo tuve, no podía jugar con él en la calle porque a ver si se me iba a romper. “¿¡y entonces para qué lo quieres!?”-me preguntaron más de una vez mucha gente-”Pues no sé... Lo vi... Es buen balón.”

 

            Ya lo dicen los piratas, que para eso son el mejor grupo que ha dado Galicia, “como jugar con los coches... o tirar piedras al cristal de aquel portal que tu conoces”. Todo el mundo lo necesita de vez en cuando, porque hay veces que nada te divertiría más que tontear haciendo nada o enredar con los cuentos Disney. 

 

            Y pensar que queria y ahora no quiero nada y que nada significa nada... No quiero pensar que hay cosas que no necesito y tengo para no sentirme mal, pero sobre todo, no lo quiero pensar por no tirarlas.